Mi obra caracteriza una relación compuesta entre el hombre y Dios. Dios como un ser enteramente espiritual y el hombre como su creación y partícipe de lo terrenal. El hombre y el Espíritu de Dios se relacionan desde la creación en el huerto del Edén. El hombre y Dios se comunicaban directamente. Pero entró oscuridad en el corazón del hombre y esta relación se quebró. En el siglo I, Jesús restaura esta relación y con su sangre redime al hombre. Jesús asciende hacia el Padre. En el siglo IV d.C, en un día de Pentecostés, el Espíritu Santo desciende sobre el hombre para unir el espíritu del hombre con Dios. Desde aquel día Dios y el hombre se relacionan con mayor poder y fuerza. Hoy muchos artistas expresan su relación con Dios a través del arte dando a conocer las cualidades del creador: santo, todopoderoso y soberano.